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“Spinoza abría a las ciencias y a la
filosofía un nuevo camino: ni siquiera sabemos lo que puede un cuerpo,
decía; hablamos de la conciencia, y del espíritu, charlamos sobre todo esto,
pero no sabemos de qué es capaz un cuerpo, ni cuáles son sus fuerzas ni qué
preparan. Nietzsche sabe que ha llegado la hora” Deleuze: Nietzsche y la filosofía.
Los lugares
comunes tienen la virtud de orientar nuestra mirada y, de ese modo, nuestra
forma de concebir y entender las cosas. Pero lo que a veces puede ser de ayuda,
en otras ocasiones sirve más para ocultar que para enseñar. Así ocurre con las
grandes clasificaciones que se hacen en la historia de la filosofía, especialmente
cuando esta clasificación se hace al margen de la historia, esto es, al margen
de la consideración del propio discurso filosófico como producto de la
historia, de una historia concreta. Es normal por tanto que nos resulte difícil
imaginar incluso alguna relación entre el racionalista Spinoza que comenzaba su
filosofía con el Deus sive Natura y
el irracionalista Nietzsche cuya filosofía comienza con la “muerte de Dios”.
Sin
duda Nietzsche nos empuja en esa dirección cuando practica la filosofía a su
modo, esto es, cuando “filosofa a martillazos”. Entonces no reconoce sino a
enemigos; y, sin embargo, en el sosiego, debe reconocer a quien le ha precedido
en su aventura, Spinoza: